Al buen tiempo... ¡buenos planes! Con la llegada del calor toca ponerse las pilas, sacar el lado más creativo y disfrutar de actividades divertidas y fresquitas al aire libre. Subirse a la bici para encontrar un sitio tranquilo y verde, perderse por un parque o decidir que cualquier playa de ciudad puede ser un destino de lujo para sacar de la cesta, los cubiertos de madera, los platos, los vasos reciclables y el mantel a cuadros. Unas aceitunas, una tabla de quesos, tostadas y una dorada y espumosa botella de cerveza fresca Moritz.
La cerveza fresca Moritz es la cerveza en estado puro, sin pasteurizar, elaborada cada día en la microcervecería de última generación de la Fábrica Moritz Barcelona. Es la única hecha con agua del manantial de la Font d’Or del Montseny y con lúpulo de Saaz. El envase utilizado es una botella reciclable de vidrio que se entrega rodeada por un protector que ayuda a mantenerla muy fría y con la fecha de consumo preferente o bien, con una malla porta-botellas de silicona, que deja ver las elegantes curvas de la botella y que recibe el nombre de Úrsula.
Ya sea la Moritz Pilsen o la Moritz Epidor o un mix de las dos... Moritz permite destapar el lado bon vivant y convertir cualquier picnic en toda una experiencia ecogourmet!
CERVEZAS MORITZ
La historia de Cervezas Moritz se inicia el año 1856 en Barcelona, con el esfuerzo de un joven pionero alsaciano: Louis Moritz. El nuevo proyecto y relanzamiento de la marca en el 2004, sale adelante gracias a la tenacidad de la quinta y sexta generación de sus descendientes. El retorno de la cerveza Moritz implica la recuperación para Barcelona del complejo arquitectónico donde la empresa tenía su fábrica y sede, la Fábrica Moritz Barcelona, en la Ronda de San Antoni. La remodelación de los edificios la firmó el prestigioso arquitecto francés Jean Nouvel, conjugando la modernidad y el estilo con la tradición que implica trabajar sobre unas paredes con tantos años de historia.