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14 mar 2016

Al otro lado del Trópico: açaí, arepas y otros platos exóticos

Trópico
Entrada de Trópico / Pol Aregall
Helena Moreno Mata

Sólo entrar parece fácil entender el concepto de Trópico, un restaurante del que ahora entiendo por qué el éxito le viene justificadamente.
Unos sillones y una barra de bar ideales para tomar un cóctel al lado de la puerta principal, plantas exóticas como decoración. Todo muy fresh. Al fondo, el comedor. Lo que más me llama la atención es el gran mapamundi de yeso en la pared principal. Un breve pero claro retrato que ejemplifica el concepto de Trópico: comida de todo el mundo para deleitarla en plena ciudad condal. Aunque al observar la carta observo que la mayoría de platos son típicos del otro lado del charco: arepas, açaí o nachos, por ejemplo.
Trópico
Arepas / Pol Aregall
También veo que muchos de sus platos son vegetarianos, otros ligeramente picantes, muchos no tienen gluten y algunos tienen la opción de que también sean aptos para celíacos. Algo que sin duda estos agradecerán mucho. 
Sin embargo, aquí no hay primeros ni segundos; lo único que está señalado distinto son los postres, lo que quiere decir que su cocina es más bien de tipo brunch, o bien un picoteo entre horas sin tener que ponerle nombre y apellido a cada cosa. Es decir, sin asignarle un orden de ingesta. Mucho más fácil y, sobre todo, distinto a lo que estamos acostumbrados en Barcelona. Sin embargo, ofrecen otro menú, ideal para cenas.

Empezamos por los huevos rancheros; su salsa de pimientos, chile, cebolla, tomate y chipotle con frijoles y queso fundido es contundente, pero un triunfo asegurado para los paladares más sabrosos. Aunque de sabor intenso, no es excesivamente picante, y por si acaso los huevos fritos mitigan ese pequeño escozor que pueda causar.

Aunque el plato estrella fueron sin duda las arepas con perico acompañadas de aguacate y plátano frito. Unas deliciosas tortitas de harina de maíz rellenas de huevos revueltos con mozzarella, tomate y cebollino entre otros ingredientes. 

Trópico
Arepas, plátano frito, aguacate y huevos rancheros / Pol Aregall
Su fino rebozado hace de éstas un crujiente plato que prácticamente podría comerse en cualquier momento. Y que combina muy bien con los dos exquisitos zumos naturales que nos sirven: uno de mango y maracuyá, y otro de frutos rojos con polen y pétalos de flores por encima. 
Además de servir como perfecto fondo para las fotos de los turistas, tienen una función – de hecho, la primordial: ser un energizante en tu cuerpo. Un chute de vitaminas que si además lo acompañas del surtido de platos que probamos en Trópico te asegura una digestión algo tardía y una experiencia difícil de olvidar.

Trópico
Zumos naturales / Pol Aregall
Llegamos a los postres con cierta dificultad, pero sabiendo – gracias a la recomendación de su dueño - que no podemos pasar por alto el açaí y los pancakes. Los segundos, muy típicos en varios sitios; lo primero, no tanto. Así que decido empezar por este. Un tazón con fresas troceadas, plátano, guaraná, arándanos, chía, granola casera y, obviamente, açaí. O quizás no tan obvio, porque yo ni siquiera sabía de su existencia. Me explicaron que el açaí es una fruta del Brasil y que durante muchos años constituía la dieta de los indígenas del Amazonas. También que era un placer difícil de saborear, pues cada vez es más costoso. Las bayas de açaí tienen un alto contenido en antioxidantes, vitaminas A, B y C y fibra. Pero es que además su sabor es buenísimo y refrescante. 

Trópico
Açaí / Pol Aregall
Aunque más apto para la merienda, nos atrevemos con los pancakes: tres tortitas con frutos rojos, nota montada y sirope de arce, ideal para postres. 
Un plato que aunque esté visto en varios sitios, debe probarse también en Trópico. Pero si lo que se quiere es sacarle realmente el jugo a este lugar, hay que experimentar el sabor del açaí. No decepcionante y difícil de mejorar. 

Trópico
Pancakes / Pol Aregall