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19 mar 2013

Restaurante Bardot


Descarado en la cocina, versátil en su puesta en escena y generoso en la acogida, entrar en el Bardot es como llegar a casa

Barcelona. Han llegado para divertirse y se nota, el equipo del Bardot experimenta día a día el placer de inventar un restaurante cuyo ritmo circadiano transforma el ambiente y la cocina de una forma natural y espontánea. Cada jornada es una sorpresa en el Bardot, la carta es una mera referencia. Mandan el producto y la creatividad. 



Rodrigo Varela dirige en la cocina un equipo que mezcla experiencias e influencias con Nacho Ventimilla y Xavier Luque a los fogones. El resultado es la recuperación de platos tradicionales, como los calamares rellenos o el arroz marinero, y la reinterpretación de clásicos como el pulpo a la brava. Entre los fijos en sus propuestas destacan las garotas con espuma de patata trufada, el chuletón, el ossobuco, los platillos y las tapas así como los arroces los fines de semana. También los postres son motivo de fiesta en el Bardot. Desde los típicos pastelitos do Belem hasta el imprescindible “Recuit de Drap” de Pauet.

Entre amigos


El objetivo primordial de el Bardot es ofrecer refugio a sus clientes a cualquier hora y en cualquier situación: desayunos, aperitivos, tapas en la barra, restaurante en el interior, cafés, copas, cócteles, cenas, catas … todo cabe en este versátil espacio creado por el estudio de Lázaro Rosa-Violán. 

Su curiosa distribución acoge la cocina abierta en el centro, de modo que el espectáculo está asegurado. El Bardot cuenta con tres zonas claramente diferenciadas: la barra, propicia al tapeo del mediodía y a los encuentros al salir de la oficina, el íntimo y acogedor restaurante que invita a disfrutar de la comida y de la conversación, y, por último, un “rincón bistrot” funcional y perfecto para reuniones, grupos o familias. 

Situado en pleno centro de Barcelona (C/Enrique Granados con Av.Diagonal), la terraza del Bardot promete una primavera y un verano excepcionales, encabezando una de las zonas gastronómicas que más de moda se están poniendo en la ciudad condal.


Cantar los platos


El Bardot recupera la vieja tradición de cerrar la carta y cantar los platos del día, cada jornada puede inventarse uno nuevo, vale la pena prestar atención: todo un reto para el comensal. La elección de los vinos también corre de la cuenta de Rodrigo Varela quien consigue captar en cada caso el caldo apropiado según la mesa, los comensales y los platos elegidos. Su secreto es la sinceridad, su lema recuperar la hostelería “de verdad”.

En cuanto a las copas, en el Bardot encontraremos tragos clásicos y nuevos. Además de su extensa bodega y su carta de champagnes; triunfa por la noche su “medio gintonic” o gintonito. La música y el ambiente consiguen crear un feeling acogedor y distinguido, tranquilo pero animado. Un lugar al que se quiere regresar.

Cuando hace a penas un mes de su apertura, desde el Bardot ya se han puesto en marcha encuentros o actividades gastronómicas para sus clientes. Desde una cata de quesos hasta una degustación de gin-tonics. El restaurante tiene previsto organizar actividades de forma regular para afianzar una familia que cada vez es más numerosa.

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