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13 abr 2016

Viaje al sabor caribeño de Macondo



Macondo
Ceviche caribeño en cítricos - Pol Aregall

Helena Moreno Mata

Es muy fácil pensar que en Barcelona no hay la tipicicad de la comida caribeña. De hecho, resulta lógico. ¿Por qué en una ciudad mediterránea? ¿Y por qué no?

Algo así debieron pensar los fundadores de Macondo, un restaurante situado en el Eixample que circunda muy bien esa idea. Como si hubieras cruzado el charco para sentarte en una terraza del Caribe y sentir el aire fresco que se respira. Desde que entras hasta que recorres todo el local, te das cuenta de que ahí los pequeños detalles sí importan. No porque hagan algo más grande, sino sencillamente porque sin estos no se podría entender el concepto.
Y cuando digo concepto no sólo hablo de sus platos; también de ese colorido ambiente que mentalmente consigue transportarte al paraíso, de esos objetos que configuran el decorado tan cuidado. El mínimo detalle y la máxima expresión.

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Limonada de coco y zumo de mango - Pol Aregall
Me mojo los labios con una limonada de coco y un zumo de mango mientras echo un vistazo a la carta. Para comenzar, nos dan a probar arepas de huevo con carne guisada. Sabrosas y de sabor peculiar. También ceviche caribeño de langostinos en cítricos, un plato típico de países latinoamericanos próximos al océano Pacífico. Concretamente, eran langostinos del Mediterráneo (sí, quizás el primer aspecto para entender por qué hay más coincidencias entre Barcelona y el Caribe de las que creemos). Estaban marinados con cítricos y acompañados de pimientos, cebolla blanca y salsa de tomate. Sin duda, uno de los sabores más intensos y exóticos que puedas darle a probar al paladar. Una salsa muy bien condimentada pero que los poco predispuestos a probar cosas nuevas rechazarían fácilmente.

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Interior de Macondo - Pol Aregall 
Para ir llenando aún más bocado, y de hecho una de las cosas que más me sorprendió por su aparente sencillez y final resultado placentero fue el arroz con mariscos. Una explosión de sabores de mar en la boca. Pero con un toque suavemente especiado e incluso lechoso. Y es que parecía como si el arroz hubiera estado bañado en leche de coco durante un buen rato. La jugosidad que desprendía era brutal. Y no por estar muy caldoso.

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Arroz con mariscos - Pol Aregall
Y del mar pasamos a la montaña con una sobrebarriga a la salsa criolla. Dicho de otra forma, falda de ternera cocida al horno durante cuatro horas a baja temperatura y pasada posteriormente a la parrilla. Y por si fuera poco, se sirve acompañada de una salsa hecha a base de cerveza, tomate, cebolla y tomillo. ¡Ah! Y bastones de yuca frita.
Originaria de América Latina y el Caribe, donde se ha cultivado desde épocas prehistóricas, la diversidad de su uso final y su alto contenido calórico la han convertido en un alimento bien considerado.

Sobrebarriga a la salsa criolla - Pol Aregall
Llegados a ese momento creo haber captado la esencia de la cocina caribeña - sus peculiares e intensos sabores, la condimentación como una de las bases -, y de hecho creo que el punto fuerte estaba ahí y no tanto en los postres. Sería mentira decir que el postre de la pasión y el de tres leches con aderezo de guayaba estaban muy por debajo del nivel que habían dejado todos esos platos entrantes y principales. Pero sí si se tiene en cuenta que todos ellos constituían gran parte del éxito (o rechazo para los menos innovadores en términos culinarios) de la cocina caribeña. De hecho, su alma mater.
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Postre de la pasión - Pol Aregall 
Pero eso no quita que la coherencia también estuviera presente al final de nuestro recorrido gastronómico: en el postre de las tres leches estaba presente la guayaba, una fruta tropical nativa del Caribe y otras zonas de América.

Por si tenía alguna duda, le pregunto a uno de los encargados el por qué de un restaurante de cocina caribeña en pleno centro de Barcelona. Él insiste en la importancia de dar a conocer esta gastronomía. Y yo insisto en que me parece casi necesario si el resultado tiene que ser un lugar como Macondo, donde se ofrece buena comida a precios muy razonables. Y sobre todo, donde se disfruta del trato exquisito que dan a sus clientes. Genial.