La revancha de un vino de humildes orígenes que hoy se ha convertido en el tinto italiano más vendido al mundo. En Vinitaly, la feria del vino que abrió sus puertas en Verona el domingo 6 de abril, donde el Lambrusco ocupó un merecido puesto de honor entre los grandes, van en escena los protagonistas, la historia y los secretos de las seis denominaciones de origen a la base de este superventas.
En estos años de crisis hay un vino italiano, el Lambrusco, que ha superado todas las previsiones y acumula datos en contra tendencia: desde su precio en origen hasta los datos de exportación.
Lo más interesante de este fenómeno es que el éxito del Lambrusco se fundamenta sobre los valores de su historia campesina y de su naturaleza popular: representa la más antigua y a la vez extraordinariamente moderna tradición italiana del espumoso.
En los años 50 el conocido escritor Mario Soldati, lo definía como “El humilde champagne de la Emilia-Romagna”. Desde entonces han cambiado muchas cosas pero el Lambrusco sigue siendo aquel vino que en la mayoría de los casos se cree conocerlo y al contrario, se ignora. La fuerza de su historia se fundamenta en el haber atravesado el tiempo respetando y valorizando su alma campesina.
El domingo en Verona abrió las puertas Vinitaly, la feria más importante del sector vinícola italiano, y el Lambrusco volverá a ser uno de sus grandes protagonistas.
Unos 40 productores, reunidos en el pabellón de la región Emilia-Romagna, la tierra de origen del Lambrusco, presentaron, entre otros: elegantísimos Lambrusco di Sorbara DOP de suaves colores, perfumes intensos y llenos de maravillosa acidez; intensos Lambrusco di Grasparossa di Castelvetro DOP, con inimitables reflejos violáceos y de espumas evanescentes y, refinados Reggiano Lambrusco DOP que exaltan los toques siempre aristocráticos de las uvas Salamino.
Entre estos vinos con diversas técnicas de fermentación, cabe destacar unos pocos y exclusivos que retornan a la fermentación en botella, testimonio de como la tradición está de moda.
