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11 oct 2013

La caducidad de los alimentos en el punto de mira


La nueva normativa impulsada por el Gobierno de Grecia que permite a tiendas y supermercados la comercialización de productos cuya “fecha de consumo preferente” ha vencido ha suscitado dudas en la población sobre si esta nueva política económica tendrá alguna repercusión en la salud de la ciudadanía. En este sentido el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España, Miguel Arias Cañete, ha afirmado que España no seguirá los pasos de Grecia.
Asimismo, esta iniciativa abre el debate sobre si realmente pueden tomarse medidas alternativas que eviten iniciativas extremas, dado que una adecuada planificación y gestión de los alimentos por parte del consumidor evitará lo que hoy en día se considera un grave problema económico, social y ecológico.
En el marco de la labor divulgativa sobre el espacio de la cocina en todas sus vertientes, el Instituto Silestone define y aclara algunos conceptos y aporta consejos y recomendaciones sobre el consumo de productos que sobrepasen la fecha de consumo preferente.
Es importante diferenciar entre “fecha de consumo preferente” y “fecha de caducidad”
La fecha de consumo preferente se refiere al tiempo en el que el producto mantiene intactas sus propiedades, sin que su ingesta suponga un riesgo para la salud. Por el contrario, la fecha de caducidad se corresponde con el día en que ese producto ya no es adecuado sanitariamente para el consumo. La fecha de caducidad se utiliza para productos microbiológicamente muy perecederos como pasteurizados (leche, yogur, cremas, etc.), carnes o envasados al vacío. Es decir, se usa para alimentos de elevado riesgo. Respecto a la fecha de consumo preferente, se emplea para productos con poco agua (aceites, legumbres, cereales, etc.), deshidratados (purés, sopas), esterilizados (latas, envases de leches, etc.) y huevos.
Maite Pelayo, microbióloga y portavoz técnica del Instituto Silestone afirma que la diferencia entre ambos conceptos parece clara pero que no lo es tanto. Recientes estudios demuestran que los consumidores no realizan distinciones entre fecha de caducidad y consumo preferente desechando el alimento que ha sobrepasado la fecha establecida y, en consecuencia se produce un desfavorable manejo de los recursos alimenticios. Esta mala gestión también es el origen de los millones de toneladas de alimentos al año que no se utilizan a tiempo y caducan.
El objetivo buscado desde el Gobierno es una mejor gestión de los stocks de alimentos por parte del consumidor que revierta no sólo en un aumento de su nivel de seguridad sino también en una mejora económica, tan necesaria en estos tiempos de crisis.
En ambos casos, caducidad y consumo preferente, la fecha indica el momento concreto en que termina el período de comercialización de un producto y, por tanto, de su retirada de las estanterías. Conviene saber que si una persona adquiere un alimento “pasado de fecha” tiene derecho a que el vendedor se lo restituya por uno cuya fecha de caducidad o de consumo preferente no haya pasado.
Despilfarrar alimentos, un grave problema económico, sanitario, social y ecológico
 Las autoridades europeas no saben cómo poner freno a un dato realmente escandaloso: cada estado europeo desperdicia alrededor de 180 kilos de alimentos al año, de los cuales los hogares son responsables del 42 % del total del despilfarro, unos 76 kilos por persona al año. De esta cantidad, más de la mitad es evitable, y se debe principalmente a la falta de concienciación, las actitudes culturales de infravaloración de los alimentos, la escasez de conocimiento sobre su uso eficiente y la falta de planificación de las compras.